Desde el mismo momento de su nacimiento, la identidad y el futuro del príncipe Guillermo han estado presentes en cada paso que ha dado, tanto él como la Casa Real británica, siempre con la mirada puesta en su futuro reinado. No obstante, desde que murió Isabel II hace tres años y él se convirtió en el príncipe de Gales, heredero de la Corona británica y primero en la línea sucesoria tras su padre, Carlos III, su transformación ha sido evidente. A pesar de los contratiempos familiares y profesionales, desde la enfermedad de Kate Middleton hasta el cambiante contexto político, Guillermo ha acelerado su consolidación como líder global. Ha sabido proyectarse como un hombre de Estado sólido, con un papel clave en la diplomacia británica, y como una figura humanitaria capaz de impulsar movimientos medioambientales y otras causas. Su inclusión en la lista de las cien personalidades más influyentes de la revista TIME es solo un reflejo de esta estrategia. Porque si algo tiene claro el príncipe de Gales, es que el juego no se limita al suelo británico, sino que se libra también en la arena internacional. Con todos estos elementos, cuidadosamente trabajados con la ayuda de un moderno equipo de relaciones públicas que no tiene nada que ver con la "vieja guardia" de palacio, Guillermo ha construido una imagen estable y solvente que parece garantizar su futura coronación. Por eso, ¿es necesario recuperar episodios del pasado como la incautación de droga que tuvo lugar en el año 2008 mientras él estaba en Marina Británica? Veamos que aporta esta rocambolesca histórica que parece un cruce entre Narcos y The Crown.
Ha sido el británico Daily Mail, el que ha recuperado lo sucedido en julio de 2008, justo durante los dos meses que el príncipe Guillermo, que entonces tenía 26 años y acaba de volver con Kate después de su ruptura del año anterior, se encontraba en plena etapa de formación militar. Fue entonces cuando el príncipe de Gales se convirtió en uno de los seis de la Royal Navy que interceptaron un barco que intentaba introducir 900 kilos de cocaína en el Atlántico, al noreste de Barbados, con destino a Europa.
Guillermo se encontraba, junto a otro piloto y un francotirador, a bordo de un helicóptero Lynx que tenía la tarea de monitorear lanchas rápidas frente a las costas de Barbados que transportan drogas al oeste de África o Europa. Posteriormente, oficiales de la guardia costera estadounidense a bordo de la fragata británica HMS Iron Duke la abordaron y los contrabandistas fueron detenidos. En la noticia se recuerda que Guillermo solo llevaba una semana en comisión de servicio de la Real Fuerza Aérea (donde tuvo lugar la mayor parte de su formación militar) cuando tuvo lugar esta operación.
Hasta aquí una historia que puede extenderse todo lo que se quiera, aunque no hay que olvidar una realidad evidente: no hay que correr más riesgos de los necesarios con el futuro rey, así que entre el Gobierno y la Casa Real decidieron que el príncipe Guillermo necesitaba una carrera militar segura y con poco servicio activo, debido a su posición en la línea sucesoria. Aun así, su pasión por el aire en general y los helicópteros en particular, le llevaron a prestar servicio como piloto de emergencias en el East Anglian Air Ambulance (EAAA) desde 2015 hasta 2017 donde aplicó sus habilidades de vuelo adquiridas en la Royal Air Force, mientras contribuía directamente a salvar vidas. Una dedicación con la que no estaban todos de acuerdo dentro de la Casa Real británica, precisamente por el factor de riesgo que implica.
¿No tiene el príncipe Guillermo una historia lo suficientemente sólida para su futuro papel? Aquí subyace el peso de la Historia
A pesar de que hoy los reyes y príncipes pueden generar un alto impacto con cuestiones como la protección del medioambiente, tanto Carlos III como el príncipe Guillermo son ejemplo de ello, es difícil luchar con el peso de siglos de historia y los monarcas han sido recordados por sus gestas militares, porque la guerra y la conquista eran fundamentales para la consolidación del poder. Desde la Edad Media, los reyes no solo gobernaban, sino que lideraban sus ejércitos en batalla. Algunos, como Ricardo Corazón de León o Guillermo el Conquistador, a quien el príncipe de Gales le debe el nombre, son recordados más por sus hazañas militares que por sus decisiones de gobierno.
Esto ha derivado a las épocas más recientes, ya que ese componente estratégico y simbólico sigue muy presente, empezando porque en la mayoría de las monarquías (aunque hay interesantes excepciones) el mando supremo de las Fuerzas Armadas británicas recae en el monarca, que actualmente es Carlos III. Así que tanto la formación como la vinculación es parte esencial de su formación, lo que no quita para que de forma paralela se busque una gesta con la que reforzar su figura y hay muchos ejemplos recientes:
Durante la Segunda Guerra Mundial, Isabel II desempeñó varias tareas, pero ninguna tuvo tanto impacto como su transformación en propaganda y su capacidad para levantar los ánimos de la población
Isabel II y la Segunda Guerra Mundial: Aunque no participó en combate, Isabel II se unió al Servicio Territorial Auxiliar en 1945, donde recibió entrenamiento como mecánica y conductora de ambulancias. También participó en las transmisiones de radio y es muy interesante analizar como su verdadero servicio fue su astuta transformación en propaganda, una maniobra que algunos achacan a Winston Churchill (militar y Primer Ministro) y otros a la Reina Madre.
Mientras políticos y militares dirigían la guerra, la Familia Real británica supo aprovechar como nadie la creciente influencia de los medios de comunicación para levantar los ánimos de la población. Allí y la princesa Isabel fue clave, como también lo fueron sus padres, el rey Jorge VI (que ya había participado en la batalla de Jutlandia durante la Primera Guerra Mundial, cuando no se esperaba que fuera rey) y la reina Elizabeth, posteriormente Reina Madre, que también tiene su propia leyenda. Se dice que Adolf Hitler llamó a la Reina Madre "la mujer más peligrosa de Europa" por su enorme capacidad para levantar la moral y la resistencia británica debido a su fuerte apoyo al pueblo y su negativa a abandonar Londres mientras bombardeaban. "Las niñas no se irán sin mí. Yo no me iré sin el Rey. Y el Rey nunca se irá": esta frase suya ha pasado a la historia. El Día de la Victoria, el 8 de mayo de 1945, del que se acaban de conmemorar el 80º aniversario, la princesa Isabel acompañó a sus padres en el balcón del Palacio de Buckingham y después bajó con su hermana, la princesa Margarita, a pasear entre la multitud que celebraba el fin de la guerra. Esa foto fue fundamental para forjar la imagen y ganar el apoyo de quien iba a tener un reinado de más de siete décadas.
El príncipe Andrés regresó de las Malvinas convertido en un héroe nacional para los británicos
El Príncipe Andrés en la Guerra de las Malvinas: Como piloto de helicóptero en la Royal Navy, participó en misiones de combate y rescate durante el conflicto de 1982 entre el Reino Unido y Argentina. Se convirtió en el gran vencedor de esa contienda, ya que su reputación subió como la espuma hasta el punto de hacer sombra su hermano, el príncipe heredero, el actual rey Carlos III. Isabel II y el duque de Edimburgo estuvieron muy orgullosos de su hijo y esto le sirvió para construir una leyenda que se hizo añicos cuando detonó el caso Epstein.
La presencia de Harry en Afganistán se mantuvo en secreto por razones de seguridad, pero un medio australiano reveló su ubicación y tuvo que ser retirado de la zona de combate
El Príncipe Harry en Afganistán: Sirvió dos veces en el país, primero en secreto en 2007-2008 como oficial de reconocimiento y luego en 2012-2013 como piloto de helicópteros Apache. Participó en misiones de combate y fue reconocido por su valentía. Sin embargo, tras dejar la realeza británica, esta gesta empezó a perder brillo y lo que antes había sido el gran mérito del nieto de Isabel II se transformó en un episodio que le costó algunas críticas. Él mismo contó este capítulo de su vida en sus memorias.