Picor en la piel sin causa aparente, escalofríos en el cuero cabelludo o calambres en la cabeza, pitidos en los oídos o una especie de niebla mental que nubla la memoria y la concentración. Todos estos síntomas, muchos de ellos difíciles de explicar, pueden tener un origen común: la menopausia. Así lo indican la Dra. Silvia P. González, ginecóloga y presidenta electa de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia, y Beatriz Collado, farmacéutica y vocal de alimentación y nutrición del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, en el marco del último barómetro de la menopausia auspiciado por Strada.
Ambas coinciden en algo fundamental: "los estrógenos no solo influyen en el aparato reproductor femenino, sino en todo el organismo, porque están en todas partes y su descenso durante la menopausia puede desencadenar síntomas que no siempre se reconocen como hormonales", adelanta la ginecóloga. Por ello, nos ayudan a hacer un repaso de esas manifestaciones de esta etapa de la vida en tu cuerpo.
Algunos casos de picor en la piel pueden estar causados por una bajada de estrógenos que puede tratarse con tratamiento hormonal
Prurito corporal que no responde a cremas
Uno de los casos que la Dra. Silvia González recuerda con más claridad es el de una paciente que sufría un picor generalizado, persistente e incapacitante. “Ningún dermatólogo conseguía identificar el origen. Después de muchas pruebas, vimos que el picor tenía que ver con la deshidratación de la piel provocada por la bajada de estrógenos. Y, efectivamente, al comenzar el tratamiento hormonal, el prurito desapareció por completo”, explica la ginecóloga.
Pinchazos en la cabeza, pitidos y esclerosis múltiple
Otro de los síntomas más extraños en la menopausia y por el que muchas mujeres que acuden a consulta son sensaciones 'raras' que sienten en la cabeza. Tales como pinchazos, escalofríos localizados en el cuero cabelludo o acúfenos (zumbidos o pitidos en los oídos) que aparecen sin motivo claro. Aunque no hay un patrón común, todas coinciden en algo: esos síntomas surgieron coincidiendo con la llegada de la menopausia. “Algunas pacientes incluso han tenido brotes de enfermedades autoinmunes como la esclerosis múltiple en esa misma etapa. No siempre es fácil establecer una relación directa, pero cuando hay una correlación temporal clara y desaparecen con el tratamiento hormonal, es razonable pensar que hay una causa hormonal detrás”, señala la doctora González.
El sofoco no siempre es calor… y ni siquiera es el más común
Aunque tradicionalmente se ha relacionado la menopausia con el sofoco típico, esa subida brusca de calor que algunas mujeres describen como una ola que recorre el cuerpo, lo cierto es que solo un porcentaje reducido lo experimenta de esa forma. Muchas mujeres sienten los sofocos acompañados de otros síntomas: palpitaciones, ansiedad súbita, nervios, insomnio o incluso temblores. “Cada cuerpo responde de una manera distinta y lo que a una mujer le parece anecdótico a otra puede resultarle incapacitante”, subraya la ginecóloga.
Incluso el clima puede influir. Según explica, en zonas calurosas como Andalucía o Murcia se han registrado más sofocos y más problemas para dormir. “El calor extremo es un detonante clarísimo".
Niebla mental: el síntoma invisible que afecta a las más activas
Uno de los grandes olvidados en la conversación sobre la menopausia es el deterioro cognitivo leve que muchas mujeres relatan como 'niebla mental'. Se trata de dificultades para recordar palabras, despistes, falta de claridad al expresarse o sensación de estar menos ágiles mentalmente. Este síntoma fue reconocido oficialmente hace apenas unos años en el Congreso Internacional de Menopausia, y desde entonces no ha parado de ganar visibilidad.
“La niebla mental es real y muy frecuente. Afecta sobre todo a mujeres con vidas laborales exigentes, que tienen que hablar en público, preparar presentaciones o liderar reuniones. Se sienten inseguras porque olvidan palabras clave o les cuesta hilar ideas con la misma fluidez que antes”, apunta la Dra. Silvia González.
No es raro que una paciente llegue a la farmacia con cinco botes diferentes: colágeno para esto, magnesio para lo otro, vitamina D por si acaso… Y cuando los analizamos, vemos que está tomando el triple de lo necesario en algunos nutrientes y dosis ineficaces en otros. Ni demasiado ni demasiado poco: la clave está en ajustar
Suplementos eficaces… pero siempre bien prescritos
Frente a estos síntomas, muchas mujeres recurren a los complementos alimenticios como primera solución, antes de llegar a la terapia de reemplazo. Sin embargo, como advierte la farmacéutica, Beatriz Collado, no todos los suplementos son iguales ni todos valen para todas las mujeres.
“Es importante distinguir entre un complemento nutricional con evidencia científica y otro que no la tiene. Y dentro de los que sí están respaldados por estudios, también hay que individualizar: cada mujer necesita algo diferente en función de su sintomatología y su estado clínico”, aclara la farmacéutica. Añade además que, aunque estos productos se puedan adquirir fácilmente en farmacias, herbolarios o incluso supermercados, las dosis deben respetarse y nunca deben sumarse sin control.
“No es raro que una paciente llegue a la farmacia con cinco botes diferentes: colágeno para esto, magnesio para lo otro, vitamina D por si acaso… Y cuando los analizamos, vemos que está tomando el triple de lo necesario en algunos nutrientes y dosis ineficaces en otros. Ni demasiado ni demasiado poco: la clave está en ajustar”, insiste Collado.
Por ello, lo conveniente es que se pregunte al médico o al farmacéutico y que se elijan esos suplementos que de verdad son necesarios y en el momento en el que deben cumplir su función. Por ejemplo, es frecuente que durante esta etapa se altere la microbiota y esto afecta al resto del cuerpo. Por ello, si se va a recurrir a un complemento a base de probióticos, es importante que se consulte cuál es el más adecuado. Estos, además, pueden tener un efecto en los estrógenos y elevarlos a niveles fisiológicos por lo que muchas mujeres candidatas a fármacos homonales pueden comenzar por estas alternativas más suaves.
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