Este 11 de junio no ha sido un día más en el calendario para la familia Sancho. Daniel Sancho ha cumplido 31 años, y lo ha hecho en la cárcel tailandesa de Surat Thani, donde cumple condena perpetua por el asesinato y descuartizamiento del cirujano colombiano Edwin Arrieta. Ha sido su primer cumpleaños tras la sentencia, marcado por la soledad, las estrictas normas penitenciarias y un aislamiento casi total del mundo exterior.
La fecha, cargada de simbolismo y dolor, también ha traído un pequeño rayo de luz para su padre, el actor Rodolfo Sancho. En uno de los días más difíciles para él como padre, ha compartido en Instagram una noticia que le devuelve una sonrisa: el certificado que le acredita como Mejor Actor en el Kraken Film Festival 2025 por su papel en Un paseo por el Borne, una comedia romántica rodada en Mallorca junto a Natalia Verbeke y Ruth Gabriel.
“Más que merecido. ¡Cuánto me alegro!”, escribió el director de la cinta, Nick Igea, en redes sociales. Y no fue el único. Las muestras de cariño y iración por parte de sus seguidores no tardaron en llegar: “Grandísimo actor”, “Te mereces lo mejor como profesional y como persona”, o “Una excelente persona y un grande de la actuación”.
Un cumpleaños solitario, lejos de todo
Mientras Rodolfo celebraba este éxito profesional desde la distancia, su hijo vivía un cumpleaños marcado por la soledad y el silencio. Daniel Sancho fue trasladado a Surat Thani tras el juicio en Koh Samui, y desde entonces sus condiciones penitenciarias se han endurecido considerablemente. El centro, con más del doble de su capacidad, limita el o exterior a una visita presencial a la semana y dos videollamadas breves y supervisadas.
Su rutina está pautada al milímetro: a las 6:50 de la mañana sale de su celda para rezos y recuentos; a las 16:00 repite el proceso antes de volver al aislamiento. Apenas se relaciona con otros presos, ya que convive casi exclusivamente con internos asiáticos y solo tres occidentales. El idioma, la sobrepoblación y la falta de actividades de reinserción incrementan su aislamiento.
Para sobrellevar el encierro, Daniel se refugia en el ejercicio físico y la lectura, una constante en su nueva rutina. No se esperaba ninguna celebración, pero quizá el chef haya recibido algún mensaje o paquete autorizado. Todo, sin embargo, está sujeto a un estricto control penitenciario.
La lucha judicial continúa
En paralelo a esta rutina opresiva, su defensa —encabezada por Marcos García-Montes y Carmen Balfagón— sigue luchando por revertir la condena. En abril presentaron un recurso de apelación de más de 400 páginas ante el Tribunal de Phuket, solicitando la repetición del juicio y denunciando irregularidades en la investigación. Según El Periódico, entre los argumentos se incluye la acusación de que la policía tailandesa habría hecho desaparecer parte del cuerpo de la víctima para mantener la tesis del asesinato premeditado.
Los abogados insisten en que la muerte de Arrieta fue accidental y que Sancho actuó en defensa propia. El proceso sigue su curso, y el entorno del chef mantiene la esperanza de que se reabra el caso y se permita un juicio con nuevas pruebas, testigos y presencia de medios internacionales.
Rodolfo Sancho: entre el dolor y el trabajo
Desde la detención de su hijo, Rodolfo Sancho ha vivido entre la angustia personal y los compromisos profesionales. Hizo un parón en verano para asistir al juicio en Tailandia, pero luego retomó su carrera con fuerza. El papel por el que ahora ha sido premiado le llegó en un momento crítico y supuso un refugio emocional.
Ahora, mientras continúa con las grabaciones de la segunda temporada de Entre tierras, el actor demuestra que, a pesar del dolor, sigue apostando por su vocación. Y es que, aunque Rodolfo seguramente pensó que su vida se detendría el día que Daniel ingresó en prisión, tenía muy claro que no podía rendirse.